Cómo vi al León.


Cada vez que sea posible golpearé estapuerta para compartir mi opinión de hincha sobre alguno de los partidos denuestro Santa Fé. No soy analista de fútbol, ni periodista deportivoespecializado en futbol, soy un apasionado por Santa Fé y por eso mi opiniónestará sesgada e influenciada por el entusiasmo de los triunfos o lapreocupación por las derrotas. Además, no será una reseña del partido ni unrecuento minucioso de lo ocurrido minuto a minuto.

Elclásico.
Espoco usual que Santa Fé salga a la cancha con una chaqueta o buzo encima de lacamiseta, y ayer salieron con uno de color gris, y de ese color fue el comienzode nuestro equipo: Gris. Claro que después de tres semanas de trabajo nopodemos esperar mucho y talvez después de la cuarta fecha podremos saber paraque esta hecha esta nómina.

Unpartido parejo, pero tal vez con propuesta más ofensiva del rojo; las pocasllegadas nuestras fueron más elaboradas y en cambio las del rival tuvieron casisiempre la colaboración del error defensivo de Santa fé. La defensa lució muylenta y más de un error en la salida casi nos cuesta caro.

Paradestacar el partido de Anchico y de Bedoya, el general después de uncomienzo incierto supo manejar los espacios y casi siempre estuvo en el momentoy lugar preciso para contrarrestar las jugadas del rival.

El Lunar: Paraolvidar el regreso de Torres y el mal partido de Rodas que termino el añodespilfarrando las opciones y lo comenzóde la misma manera; tuvo la opción másclara del primer tiempo y por egoísmo prefirió regalar el balón a Ramos.

Loque no entendí: El cambio de Arias, era el que estaba aportando más en elataque.

Lo esperanzador: las tres pinceladas de fútbol de Cardona quepueden ser augurio de un buen futuro y que esto es más destacable que elexagerado peso que criticaron otros.

Lo que pudo ser gol: La jugada deOmar, en una baldosa se deshizo de dos rivales pero le sobró la tercera jugada; la pésima capacidad de definición deAcosta en una buena llegada y el cabezazo de Anchico que salvó Ramos. Uncomienzo para estar expectantes y no propiamente para ilusionarnos desmedidamente.

La preocupación: la que nos asaltó camino a casa, la definición, si noes Cabrera entonces quien?.